viernes, 29 de agosto de 2014

Puente la Reina, km 24

10 de diciembre de 2013

Me alegró saber que la primera etapa del Camino no la iba a hacer en solitario, aunque la verdad, no lo tenía muy claro. Stefano, mi compañero de camino, es un corredor de maratones que el día anterior había llegado a Pamplona desde Roncesvalles, ¡casi 42 km! Me sugirió que andáramos juntos toda la etapa, a él le hacía falta bajar el ritmo en la siguiente. Acepté.

En fin, salimos de Pamplona a las 8 de la mañana, cruzando la ciudad a un buen paso. Nervios, emoción, el estómago aún revuelto… aunque al rato no pensaba en nada de eso, puesto que me tenía que concentrar en buscar las señales y en poder aguantar el ritmo. La verdad, de no haber forzado un poco la máquina, no hubiera llegado a Puente la Reina esa noche.


Ese día mi madre cumplía 75 años, recuerdo que le pedí a Stefano que paráramos para felicitarla. Nos detuvimos entre la espesa niebla, y lo que tardé en hacer la llamada, ¡casi me congelo! ¡Qué frío! Debíamos estar a 3-5 gradosEn este momento nos alcanzó otro peregrino que había pernoctado en Cizur, Rico, de Suiza. Nos unimos los tres hasta el final de la etapa. Curioso, fue la primera y última etapa que caminé todo el rato en compañía. El resto de mi aventura normalmente lo hice en solitario.

La subida al Perdón casi no la noté, no se veía nada del paisaje. Ibamos subiendo y, de repente, empecé a oír un zumbido sobre nuestras cabezas, que iba aumentando progresivamente. Eran los molinos de viento! Veíamos la base, pero no las aspas por la espesura de la niebla. Ya estábamos arriba!


Cada pueblo que cruzábamos parecía desierto. Stefano los llamaba pueblos fantasma, jajaja! Claro, acostumbrado al jaleo de Roma… No encontrábamos nada abierto para tomar algo caliente o resguardarnos del frío, era desesperante (ésta iba a ser la tónica durante casi todo el Camino, aunque en ese momento yo aún no lo sabía). Finalmente paramos en un bar que encontramos en un pueblecito a reponer fuerzas: creí resucitar en ese momento, estaba agotada!

Rico, Malia y Stefano
Llegamos a Puente la Reina, finalmente! Acompañamos a Rico que quería hospedarse en un Hotel, mientras Stefano y yo nos alojamos en el único albergue abierto, el de los Padres Reparadores. Nos comentaron que había más peregrinos es noche… entre ellos, descubrí a un paisano mío haciendo el camino, José, de Menorca!

Nuestros compañeros iban a comprar y preparar una cena comunitaria, a la que nos apuntamos. Una ducha y hacia el supermercado, a comprar la cena y provisiones para el siguiente día. Recuerdo que no me tumbé ni un rato hasta la hora de irme a dormir (craso error). Mientras preparaban la cena y la etapa siguiente, lavé la ropa del día y socialicé un poco, estaba plétórica; a las nueve y media de la noche apagábamos las luces. Aquí me despedí de Stefano, el saldría de madrugada (como a las 5 de la mañana, a oscuras) pues quería hacer una etapa larga. Por SMS supimos de él al cabo de unos días, seguía adelante con su CaminoYa no volvería a verle.

miércoles, 27 de agosto de 2014

Pamplona, km 0

7 de la mañana del 10 de diciembre de 2013. Finalmente me pongo en pie después de llevar despierta un buen rato, había quedado con Stefano que a las 8 saldríamos de Pamplona.. mi primera etapa del Camino de Santiago!




Salí de Menorca el 8 de diciembre: vuelo a Barcelona, y de ahí autobús a Pamplona. No, no fui a Roncesvalles. El punto 0 de mi Camino iba a ser la capital navarra, a la cual me unían emotivos recuerdos de unos sanfermines que pasé allí hace ahora ya bastantes años.

Me lanzaba al Camino en solitario, en pleno invierno, sin experiencia previa en este tipo de rutas de largo recorrido. Estaba al corriente de que el tramo de Roncesvalles a Pamplona era de lo más bello de toda la ruta, pero no quise aventurarme por temor a perderme en la niebla o que hubiera una gran nevada y me pillara sola en medio de los bosques. No me arrepentí de mi decisión: las cuatro etapas que hice atravesando Navarra fueron siempre con niebla.

Quería darme algo de tiempo para adaptarme al nuevo clima y al frío; el invierno en la isla de Menorca es más templado. Me alojé dos noches en el albergue Casa Ibarrola, en la calle del Carmen, por donde pasa el camino. ¡Qué emoción ver las primeras flechas amarillas! 


Dediqué el martes 9 a pasear por Pamplona y sacar las primeras fotos de mi viaje. Había quedado para comer con Luisa y más tarde con amigos pamploneses, pensaba ir de pintxos… pero entre los nervios y un café que me había tomado en ayunas por la mañana, estaba descompuesta. ¡Sólo podía tomar manzanilla! Y los zuritos? Y esos pintxos tan ricos? Menos mal que a mi llegada el domingo había cenado un par de ellos con mi amigo Javier… (y que, sin saberlo, en Fin de Año me saciaría con Ana y Patxi, pero esto ya pertenece a otro capítulo…)

Nada, que iba a empezar el Camino de Santiago en ayunas, con dolor de estómago, sin poder comer nada sólido, habiendo dormido poquísimo… y con 24 km por delante! La aventura estaba asegurada.


domingo, 24 de agosto de 2014

Donde empieza el camino

El Camino de Santiago comienza en el momento en que decides emprender esta aventura.

Recuerdo que fue en una escapada a Mallorca en diciembre de 2012 cuando empezó a tomar forma esta idea en mi cabeza. Fue caminando por la Serra de Tramuntana, paisaje tan querido y recorrido en mi etapa mallorquina, que pensé que porqué no yo. Si, me parecía una verdadera locura… casi 800 km del Camino Francés por delante, para una mujer que había llevado una vida más o menos sedentaria. Contaba con algo a mi favor: me encanta caminar, perderme por senderos en plena naturaleza, disfrutar de la belleza de los paisajes y de los sonidos del silencio.

Consciente de que mi condición física en ese momento no era la idónea, consulté con una monitora del gimnasio que tengo al lado de casa si veía posible que, con entrenamiento, pudiera yo empezar esta aventura. Si os digo la verdad, dudaba mucho de mis capacidades. Ella me había estado preparando para mi escapada de treking a Mallorca. La respuesta que recibí fue: CLARO! Ahí tomé mi decisión. En febrero de 2013 empecé el entrenamiento guiado con el objetivo de lanzarme al Camino de Santiago durante el próximo invierno 2013-2014.

Más adelante, ya en el Camino, descubrí que cada persona se había preparado de forma bien distinta a la mía: un joven italiano se había decidido una semana antes a peregrinar a Santiago; un salesiano se había prometido a sí mismo que haría el Camino a los 20 años de su labor misionera en Angola; otras personas estaban realizando su tercer o cuarto peregrinaje, era ya casi como una forma de vida para ellos; Antonio de Igualada decidió sin más salir de su casa y dirigirse a Compostela por la mera razón de no pasar las Navidades con su familia; y Stefano, un romano corredor de maratones, había decidido 15 días antes hacer el Camino por razones religiosas (con él compartí mi primera etapa, le recuerdo con especial cariño).

Con Stefano en el Alto del Perdón

Pienso que, quizás, esos meses previos fueron los más duros: carecía de toda información y experiencia. Fue ardua tarea ponerme en forma y sobre todo perseverar en la rutina del entrenamiento. Las dudas me asaltaban sobre el material y el peso de la mochila, y una parte de mí seguía creyendo que no era capaz de andar tantos kilómetros con una mochila a cuestas.  


viernes, 22 de agosto de 2014

Inicio

Esta semana mi admirado fisioterapeuta Carlos ha devuelto la articulación de mi pie derecho a su sitio, estaba desencajado. Dice que puede haberse producido por una torcedura, esguince.. algunos de los varios huesos que componen el pie, después de un movimiento brusco, puede que no vuelvan a su sitio.

Esto que parece tan sencillo  fue una de las razones por las que, al cuarto día de iniciar el Camino de Santiago el pasado diciembre, empezaran unos dolores en la rodilla derecha que desembocaron en tendinitis y en tener que abandonar el Camino en Carrión de Los Condes. Entre tanto, visitas a médicos, a urgencias, antiinflamatorios, reposo una semana, retomar la ruta…. y yo persistiendo. Aún así, completé la mitad del Camino, 310 kms aproximadamente.

Ya en casa, últimamente salía poco a caminar porque notaba que el pie derecho andaba “torcido”, y se me sobrecargaba la pierna. Enfin, con lo que me gusta caminar, he estado a punto de abandonar… hasta que he acudido a Carlos. Ahora veo más cercano mi propósito de acabar el Camino y llegar a Santiago!

Empecé mi peregrinaje en Pamplona en diciembre de 2013, si bien (como tan acertadamente dicen algunos), el Camino empieza en el momento en que decides emprender esta aventura.

Estuve todo un mes fuera de casa: Navidades, Fin de Año… hasta que volví el 7 de enero. Antes de partir, estuve preparándome y entrenando físicamente para este reto que me parecía imposible de superar.

Ahora para mi memoria, para vosotros peregrinos, para los futuros caminantes, escribo aquí mi experiencia. Iré publicando sobre mis avances actuales hacia mi recuperación, dando saltos hacia atrás en el tiempo hasta los momentos de mi entrenamiento, y por supuesto, compartiendo la vivencia de mi primera parte en el Camino, todo ello con la esperanza puesta en que, los últimos posts que escriba, sean desde Finisterre o la Plaza del Obradoiro.


Ésta es mi aventura, mi Aventura a Santiago. Bienvenidos.