miércoles, 27 de agosto de 2014

Pamplona, km 0

7 de la mañana del 10 de diciembre de 2013. Finalmente me pongo en pie después de llevar despierta un buen rato, había quedado con Stefano que a las 8 saldríamos de Pamplona.. mi primera etapa del Camino de Santiago!




Salí de Menorca el 8 de diciembre: vuelo a Barcelona, y de ahí autobús a Pamplona. No, no fui a Roncesvalles. El punto 0 de mi Camino iba a ser la capital navarra, a la cual me unían emotivos recuerdos de unos sanfermines que pasé allí hace ahora ya bastantes años.

Me lanzaba al Camino en solitario, en pleno invierno, sin experiencia previa en este tipo de rutas de largo recorrido. Estaba al corriente de que el tramo de Roncesvalles a Pamplona era de lo más bello de toda la ruta, pero no quise aventurarme por temor a perderme en la niebla o que hubiera una gran nevada y me pillara sola en medio de los bosques. No me arrepentí de mi decisión: las cuatro etapas que hice atravesando Navarra fueron siempre con niebla.

Quería darme algo de tiempo para adaptarme al nuevo clima y al frío; el invierno en la isla de Menorca es más templado. Me alojé dos noches en el albergue Casa Ibarrola, en la calle del Carmen, por donde pasa el camino. ¡Qué emoción ver las primeras flechas amarillas! 


Dediqué el martes 9 a pasear por Pamplona y sacar las primeras fotos de mi viaje. Había quedado para comer con Luisa y más tarde con amigos pamploneses, pensaba ir de pintxos… pero entre los nervios y un café que me había tomado en ayunas por la mañana, estaba descompuesta. ¡Sólo podía tomar manzanilla! Y los zuritos? Y esos pintxos tan ricos? Menos mal que a mi llegada el domingo había cenado un par de ellos con mi amigo Javier… (y que, sin saberlo, en Fin de Año me saciaría con Ana y Patxi, pero esto ya pertenece a otro capítulo…)

Nada, que iba a empezar el Camino de Santiago en ayunas, con dolor de estómago, sin poder comer nada sólido, habiendo dormido poquísimo… y con 24 km por delante! La aventura estaba asegurada.


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