23 de diciembre de 2013
El
taxi me dejó en la puerta del albergue Betania. Llamé al timbre, y Lourdes vino
a abrirme. ¡Que gran mujer! Me recibió calurosamente y me acompañó al albergue,
un pequeño apartamento en planta baja con 5 camas, que es de donativo. Justo
entrar hizo que me sentara y me preparó una infusión calentita, me ofreció unas
galletas. Hablamos un poco, me explicó el funcionamiento del albergue y pude
instalarme. Lourdes es catalana, y el poder hablar con ella en mi lengua
materna me hacía sentir aún más en casa.
Después
de una ducha bien caliente todo se ve de otra manera, aunque estaba muy
congestionada y cojeaba bastante. Me acerqué a urgencias pasito a pasito, y la
médico me examinó bien la
rodilla. Me diagnosticó lesión en el menisco interno, y me
mandó para casa. Sí, como oís. Que me fuera a casa y me visitara allí un
especialista, si no quería que la cosa fuera a peor.
Fui
a una tiendecita muy cerca del albergue y compré provisiones. Como Lourdes y
José, su marido, me vieron tan mal y pensaban que esa noche estaría sola en el
albergue, se ofrecieron a hacer ellos la cena y bajar (viven en el piso de
arriba) a compartir mesa. Después llegaron dos peregrinos más, dos coreanos muy
majos. En fin, que al final nos juntamos 5 en esa acogedora casita de Frómista.
Como
los médicos me mandaron a casa y no estaba para ir a Santiago ni en tren ni en
avión, José me dejó utilizar su ordenador para comprar el billete de vuelta a Menorca.
Iba a quedarme la Nochebuena también con ellos, miré para irme el día de
Navidad. Al parecer no debía regresar aún, porque se me bloqueó una ventana
mientras estaba haciendo la compra, y al refrescar la página sucedió que había
comprado un billete salida a las 7am el día de Navidad desde Madrid, ¡era
imposible que llegara! Intenté hacer el cambio llamando por teléfono pero esa
tarifa no lo admitía. Me ofusqué tanto que me intenté olvidarme del tema y me
fui a cenar.
Hablé
con mi familia: el 26 de diciembre mi prima Ana y su marido Patxi iban a pasar
sus vacaciones en Pamplona hasta Año Nuevo, y me sugirieron que, en lugar de
tomar el vuelo sola, fuera el 26 en tren a Pamplona y me quedara con ellos para
volver juntos a Menorca. Necesitaba pensarlo.
Día de Nochebuena, 24 de diciembre de
2013
El
día de Nochebuena amaneció con lluvia y fuerte viento, el tiempo empeoraba. La
verdad, había sido una suerte que no me pillara un temporal durante mi peregrinación, estábamos en diciembre. Podía quedarme los días que hiciera falta en Betania, a
cambio echaba una mano a Lourdes en la puesta a punto de la casa. Cambiábamos
las sábanas, tendía la ropa, hacía un poco de limpieza… dejábamos todo en
orden. La verdad es que en este albergue hay de todo, cada cosa en el sitio
adecuado, no falta el más mínimo detalle. Eso me hacía sentir bien, como en
casa.
Esa
noche iba a cenar de nuevo con José y Lourdes, y con los peregrinos que
llegaran ese día al albergue. Yo participé preparando algo de cena (no recuerdo
el qué). Estuvimos esperando a más peregrinos, pero ese día no paró ninguno en
Betania.
Cenamos
en su piso, José y Lourdes y me contaron su historia: se conocieron en el
Camino. Lourdes estaba de hospitalera en un albergue y llegó José enfermo, ella
le sugirió que se quedara hasta recuperarse. Fueron amigos durante mucho tiempo…
hasta que finalmente surgió el amor y se casaron. Una historia preciosa.
Los
dos son veteranos del Camino de Santiago, y tienen muchísima experiencia. Me
pidieron que reflexionara bien si abandonaba definitivamente el Camino, que igual con
unos días de reposo la rodilla mejoraba y podía proseguir, aunque más despacio.
Ya que disponía de tiempo, si decidía pasar unos días en Pamplona y volver
luego al Camino, ellos me estarían esperando con los brazos abiertos y
dispuestos a ayudarme en las primeras etapas.
Después
de cenar fuimos a la misa del Gallo, hacía muchísimos años que no oía misa ese
día, y me hacía especial ilusión. Sería por la noche tan fría y el mal tiempo
que hacía, que vinieron muy pocos vecinos. Pero bueno, los que éramos,
celebramos juntos la llegada de la Navidad.
Día de Navidad, 25 de diciembre de
2013
Cuando
uno no se encuentra bien de salud cuesta tomar decisiones o dar un paso
adelante. No tenía yo muchas ganas de volver a Menorca, por lo que decidí que
al día siguiente tomaría el tren a Pamplona e iría a pasar unos días con mis primos,
aprovechando para ir al traumatólogo del hospital.
Por
la mañana me vino a buscar Lourdes para dar una vuelta con el coche, ¡me llevó
de visita turística por los alrededores! Como no podía caminar, me paseó por
Frómista, explicando con detalle su historia y los monumentos (¡qué buena guía
eres!); fuimos también a Boadilla del
Camino y paramos a tomar un té en el albergue abierto. Había un peregrino en el
porche; me dio envidia sana cuando le vi en forma haciendo un alto en su Camino;
el mío había finalizado dos días antes en Itero de la Vega.
Esa
noche llenamos el albergue, llegaron 4 peregrinos más: Ivette, Suzette, Imre y
Donini. Las dos mujeres caminaban juntas, los chicos se habían hecho compañeros
en el Camino.
Las
dos mujeres hicieron spaguetis y me invitaron a compartir su cena, lo que
acepté gustosamente. Imre, el chico húngaro, estaba cocinando también, olía que
alimentaba. ¡También probé de su cena, qué rico!
La
última noche en el albergue, con un buen ambiente de compañerismo y diversidad
cultural, sintiéndome algo mejor, y debía marcharme al día siguiente.. qué pena.
26 de diciembre de 2013
Preparada
para partir, Lourdes vino a despedirse de mí. Nos dimos un fuerte abrazo;
esperábamos volver a vernos algún día si retomaba mi Camino. Lo que no tenía ni
idea es que fuera tan pronto…
Me
fui caminando despacito hasta la parada del autobús, primera hora de la mañana. Temperatura
0 grados. Lucía un espléndido sol después de la tormenta de los últimos días, y
pude contemplar la belleza de la Iglesia de San Martín de Frómista en toda su
plenitud.
Sólo
había en mí sentimientos de agradecimiento hacia este precioso lugar que me
acogió en mis momentos más bajos y me ayudó a que me levantara de nuevo para
poder proseguir con mi Aventura a Santiago.
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